Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en la https://delilahvzoi988252.theideasblog.com/39065752/la-provocación-detrás-del-cabezazo-de-zidane